Un día recibo una llamada que no acertaba a identificar al interlocutor del otro lado del teléfono pese a manifestar con datos que pocas personas podrían conocerme como El.
Era Carlos, que un día de nuestra compartida juventud, encontró un trabajo en Bañolas y allí creó su vida y su familia. Desde entonces no había tenido contacto, pero sabía de su vida y eso me confortaba.
Para celebrar ese reencuentro le mandé este pequeño apunte de su querido lago.
A Carlos Manuel Hijazo Bernal
No hay comentarios:
Publicar un comentario